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1 mar 2012

Esperar o no... esa es la cuestión.

Esperar a tener más de tres años para adentrarse al mundo de Playmobil sin atragantarse con las piececitas de los muñecos, esperar dos navidades para que te regalen aquella sorpresa que siempre deseaste o simplemente a tener dieciocho para ser mayor de edad y no depender de nadie. Pero… ¿Qué pasaría si la espera no te serviría de nada? Si pasas toda una vida esperando, dependiendo de las agujas de un reloj y de los días que contienen un calendario, aún
sabiendo que no valdrá la pena.

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